El camino hacia el amor propio

Hoy en día, todo el mundo habla del amor propio. Es muy común escuchar por ahí cosas como: “Es que a ese(a) sí que le falta amor propio” o “Es una cuestión de amor propio”, pero, ¿sabes exactamente a qué se refieren?

Al empezar un taller de Amor Propio -ya sea en América o en Europa- le pregunto a la gente «¿qué creen que es?» y por lo general, me responden: «autocuidado, pensar primero en uno mismo o no hacer nada que nos pueda hacer daño». En parte tienen razón, indudablemente tocan el problema, pero nunca dan con el elemento fundamental del asunto: El estar más abierto para recibir.

Amarse a sí mismo es, ante todo, tener la confianza absoluta de que el todo está en mí y yo estoy en el todo. Yo Soy la invocación misma de la fuerza de arriba y la fuerza de adentro, por eso no hay motivos para que pueda fallar. El amor propio es la tranquilidad de saber que siempre voy a estar arriba porque, incluso en la pérdida, voy a ganar.

No me malentiendan, no estoy hablando de ser conformista y que todo revés es un avance. A todos nos gusta ganar y esa es una actitud positiva que debemos mantener, pero la verdadera fortaleza no viene de que seamos invulnerables sino de reconocer que también podemos fallar.No estamos llamados a ser perfectos todo el tiempo, caer también es parte de la vida porque nos da la oportunidad de levantarnos y aprender cosas nuevas.

 

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La caída parte del avance personal

Pongamos, por ejemplo, un duelo cualquiera. Una persona que se fue, un familiar que nos dejó, un trabajo que nos gustaba mucho, pero llegó a su fin… Son todos ejemplos de “caída”. En general, los duelos sacan todo lo positivo y todo lo negativo que hay en nosotros, pasamos por muchos estados de ánimo: Primero viene la negación, la rabia, porque eso que nos hacía tan felices ya no está. Un poco más tarde, aparece la nostalgia por lo que ya no podemos experimentar y, luego, una especie de alegría culposa porque ya todo eso que también nos daba problemas, terminó.

Ese sentimiento se convierte en necesidad de un nuevo contacto, en la pulsión de salir a buscar y, muchas veces, en el dolor de encontrar algo nuevo que no se parece a lo anterior. Pero el dolor es un despertar a otra parte de nosotros mismos que no conocíamos, una nueva felicidad. Los impulsos que se bloquean no se viven. Lo contrario es la aceptación. El estar más abierto a recibir es la base del amor propio tal y como dijimos unas líneas más arriba.

 

Aceptación y amor propio

Cerrarse tercamente a dejar pasar las cosas cuando se produce un impacto emocional como el de un duelo, es quedarse en la negación de lo que ocurrió. No aceptar el curso natural de las cosas, no aceptarlo porque no me siento capaz de seguir con mi vida a pesar de las circunstancias.  Cuando a una persona le falta amor propio, fácilmente alcanza un nivel de auto-destrucción en el que no es capaz de manejar las cosas que tiene que superar y comienza a “dañar” todo aquello que funciona bien en su vida. Entonces, a más felicidad o más dinero, más se auto-sabotea porque, por ejemplo, siente que no se merece lo que tiene, que lo que tiene es insuficiente o que, simplemente, no es capaz de disfrutar aquello que le da la vida.

Es momento de detenerse a pensar ¿cuál es tu misión en la vida?, ¿qué es lo que debes aprender en ella? La respuesta a estas dos preguntas es clave para empezar a trabajar en tu amor propio. Cuando se tiene clara la misión, se hace más claro el recorrido. Así vemos que esta no es solo una cuestión de cuidarse a sí mismos, o de pensar primero en nuestro bienestar que en el de los demás, sino que es un asunto de conocimiento personal, de lo que quiero para mí y lo que no, de cómo manejo mis emociones en función a lo que quiero alcanzar. Para tomar este tipo de decisiones debes escuchar y confiar en el poder de tu mente.

El amor propio no es aspirar a tener muchas cosas en la vida: el coche último modelo, la casa en la playa, la ropa más exclusiva y costosa de cada temporada, los viajes más fascinantes, el hombre o la mujer más atractivos de la ciudad. Aunque cueste reencarnaciones enteras comprenderlo, eso es un complemento. Lo importante es la felicidad, cómo estás en relación con lo que quieres; ¿tienes el trabajo que deseas?, ¿estás en la relación sentimental que quieres?

Tu amor propio es trabajar para:

Entenderte a ti mismo.

Respetarte a ti mismo.

Captarte a ti mismo.

 

El camino a seguir

El camino que debes seguir para trabajar el amor propio es mirar hacia adentro. Tener la capacidad de identificar todo lo que ocurre en tu mente y entender por qué ocurre, saber manejarlo aun y cuando sepas que pueda no salir como quieres, pero te conoces tanto que puedes manejarlo tranquilamente.

Cuanto más afirmes en ti lo bueno, más lo vas a obtener, cuanto más actúes en relación con lo que quieres, más pronto lo vas a materializar, cuanto más te alejes de lo que no está en relación con lo que aspiras, más rápido vas a llegar, así que ahora debes practicar. ¿Ya sabes dónde quieres ir?

 

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